Por: Pablo Villegas P.
La infancia se desangra
sorbiendo malestares.
Por las mañanas correazos
que borran sus sonrisas
ahogándose en el apuro de crecer.
Ya no son niños,
no lo fueron ayer
ni lo serán nunca.
Solo son un cuerpecito de llantos, dolores,
tristezas incrustadas en sus pequeñas espaldas.
Juguetes
de juguetes
hombrecitos devorados por dolencias
trabajando
vendiendo la niñez
olvidando los miedos y los logros.
La adultez les roba los zapatos
para que no huyan,
les roba el aliento
con el que intentan olvidar
y hacer llevadera la mirada fría
que hay en sus rostros cuando falta el pan.
No sirve la inteligencia,
el talento no les dará de comer,
el frío no teme a su ilusión
cuando la cubren con cartones.
Siempre sin verlos,
siempre en la misma calle.
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Pablo Villegas P.
como latigazos!...bueno texto!