por Maori Pérez
El clip apareció. Al lado de la despensa. El clip, ahí, justo en el lugar. Agarrado. El cable no sabía. Te juro. Tantas cosas. Hilos, dientes, música electro-industrial. Aunque parezca una reiteración. Un boom atónito, apagado, célebre. Un boom de cómic, y salir disparado como cartas, dorios, pegatinas de chicle Cowboy Joe cerca de un McDonald`s que a las dos de la tarde parece la imagen que tenemos del sol. Hilos más bien, bienes de cabizbajos judíos. Seinfeld era como el pecado a los campos de trigo, como siluetas desinenciales, golonfinas de la intertextualidad. Y salir disparado, disparatado, disasociado, distensionado, disconforme, dis di y dilo bien antes de que llegue esa palabra. Y del pensamiento a la palabra, Dios era la palabra y Dios era amor. Como todo. Como esto. Como pequeñas frases en el Teatro Providencia. Como dilatados pesares a la entrada de la Blondie. Como gritos apagados en tu casa. De carácter ecoico. Vuelta en la calle, agudeza plana y tú lo sabes.
Porque Cami era la palabra. Cami era el sentido que le dábamos a las cosas. Pasajes, senderos, solapas, sensatez. Un augurio plantado en la página. La razón de ciertos caminos, de aquellas tardes. La persona que tomaba cuentas en una plaza. Las desinencias y los actos, el gusto por decir te quiero después de la llamada. Cami era la repulsión y los espejos, el día, su mañana, la extensión del espacio entre la punta de dos dedos. Y nada, cuando las grietas se alzaban en plegaria. Nada cuando éramos el símbolo. Nada a la hora de los pelasgos, y los etruscos sonreían y gemían en el espacio. Nada y Cami y Cami y la nada y nada, tomando, nada, Cami y sonriendo, sacando de pronto, golpeando, estirando, convulsiones y nada y cami y Cami y la nada.
Destrozarte como a un paco contra la pared. Destrozarte como la bala en la carretera. Destrozarte. Abstraerte. Maquinar la salida a un espacio en el vacío. Lapidarte. Cuando ya no te tocas. Destrozarte. Eliminarte, deconstruirte, borrarte y hacer nuevas imágenes del Canal dos. Destrozarte como si de esto dependiera mi vida.
Y tú.
Eres: Todo-menos-esto.
Serás: Todo-menos-y-más.
Fuiste: Todo-menos-todo = 0
¿Valor de x?
Camus, esa loca empedernida.