por Cristian Ortega Puppo

Las gringas lo único que quieren es culear. Son buenas para decir fuck fuck fuck y para nada más. En cambio las latinas son más ricas. ¿Alguna vez te has metido con una centroamericana? Tienen el chorito tibiecito. Y así son siempre. Siempre calientes. Vierai cómo se mueven, cómo mueven el culo esas negras. Son una preciosura. Yo creo que soy el único que tiene una centroamericana mala. En realidad, parece que ni siquiera es centroamericana. La Inocencia es de México. ¿México es de Norteamérica, cierto? Con la que no me volvería a meter nunca es con una chilena. Estuve seis meses casado con una santiaguina y lo único que ella hacía era reclamar. Se llamaba María Catalina, le decíamos Cato. La Cato. Parece que el frío andino le hacía mal. Porque en Santiago de Chile el frío es andino. Lo que hace que sea más frío que el frío de otros lados. Más frío que en Concepción, por ejemplo. Ahí el frío es marítimo.
Después de los seis meses con esa santiaguina me vine a Estados Unidos. Sin ni un peso. Arrancando de los milicos. No por una cuestión política, sino porque le tengo fobia a los milicos. Acá partí trabajando en una construcción. No hablaba nada de inglés. Estaba todo el día con un mazo dándole a las piedras. Los otros obreros, que eran de todas partes del mundo: mexicanos, irlandeses, escoceses, eran unos maricones de mierda. Como era el nuevo, me agarraron pal hueveo de un principio. Cuando me veían, se ponían a gritar “ándale ándale ándale” como ese ratón culeado del Speedy González. Los gringos creen que todos en Latinoamérica somos como los mexicanos. Una vez llegó a tanto lo que me jodían estos huevones, que mientras yo comía una ensalada un hueón que parecía un Vikingo culeado me tiró un puñado de arena en el plato. Y yo, como hueviada todo el día con el mazo, tenía los medios músculos, y le puse un puro combo en el hocico que yo creo que le rompí todos los dientes.
De ahí me casé con esta mexicana, La Ino, que es rebuena mujer, hace las cosas y cuida a mi cabra chica, a la Sofía, que nació acá, en Nueva York, 100% gringa. El único atao de la Ino es que no es rica. Pero para eso uno tiene la libertad de culear con cualquiera ¿o no? Si mi viejo tenía razón: Para que un matrimonio sea feliz, la mina tiene que estar enamorada hasta las patas, y el hueón tiene que querer estar con la mina, o algo así. En el fondo, lo que decía, era que el hombre no se tiene que enamorar nunca de su mujer, o sino ahí es cuando las minas se aprovechan y después te cagan. Así son las minas.
Pero te sigo contando de lo que hago acá. Después de trabajar en la construcción gringa, me conseguí un trabajo como chofer de limusinas. Y en eso es en lo que estoy ahora. Me pagan 6 mil dólares. Pero acá 6 mil dólares no es lo mismo que 6 mil dólares allá, en Chile. ¿A cuánto está el dólar? Imagínate, como tres millones y medio de pesos de allá. Acá ni cagando. Apenas me alcanza. Pero no me quejo. Desde pendejo siempre quise hacer lo que se me pare la raja. Y siento que ahora lo estoy haciendo. A veces pienso que mi vida la están grabando como en un reality show, como en The Truman Show, así que trato de vivirla a concho. Una vez, que llevaba a Bruce Willis por Manhattan, un culeado se me atravesó y me tiró su auto. Yo, como andaba con un pasajero, y más encima con una estrella del cine, me quedé calladito y sólo miré a Bruce por el retrovisor, él me dijo “anda y devuélvele la mano, dile que es de parte mía”, y ahí sí que pareció que estaba dentro de una película, dentro de Duro de Matar 9. Y lo hice. Le crucé la limusina al conchesumadre, y le dije “esto te mandó Bruce Willis, hijo de puta”, y como que el hueón pensó que yo estaba loco, hasta que el mismísimo Bruce Willis bajó la ventana y le hizo un hoyúo con su sonrisita irónica de actor jolibudense.
¿Y tú? Cuéntame algo de lo que estái haciendo. Estái más grande. La última vez que anduviste por acá teníai como 12 años. Yo hace poco anduve por Chile. No le conté a nadie que iba para allá. Me llevé 7 mil dólares que me entregaron de un seguro y me fui. No le avisé ni a mis papás, ni a mis hijas, que viven con su mamá en Maipú. Me arrendé una Ford Explorer de las más grandes y me gasté toda la plata en dos semanas. ¡De qué no hice! Todo lo que siempre soñé. ¿Me habré tirado a las 5 minas más ricas de todo Chile? Fácil. Ahí me convencí que teniendo plata, tienes de todo. Absolutamente de todo. Ya, Arturo. Acá te dejo. Por primera vez estarás solo en la Gran Manzana. Trata de no sacar mucho los mapas, para que no sepan que eres extranjero. Puede ser peligroso. Toma el tren de vuelta a las 20.18 hrs y bájate en Port Chester Station. Ahí te voy a estar esperando justo a las 21.06 hrs. Acá los trenes y la vida no se atrasan un segundo.
"¿Y tú?"
Buenísimo.